miércoles, 1 de junio de 2016

El drama de un niño dotado

Me surge la inspiración para escribir este artículo luego de que anoche a eso de las 11:00 p.m. haciendo zapping (cambiar de canales sin detenerse en ninguno) me encontré con un programa que me horrorizo, era un programa enfocado a tres niños que eran predicadores dentro de una iglesia. Estos niños tenían la edad de 4 a 11 años. Solo pude ver el primer caso, donde un pequeño de apenas 4 años, vocifera el evangelio, según ha visto a su padre hacerlo. Ahora lo tienen como un monito de circo en youtube y en la misma iglesia.

 ¿Por qué horrorizada? porque todo mundo lo ve como algo encantador! Porque siento una gran pena por este niño, es un típico ejemplo de lo que Alice Miller describe como “el drama del niño dotado”. Fuiste una niña dotada? Este artículo no está dirigido a los padres de estos niños, es muy probable que no entiendan el drama que este niño está viviendo. Hoy quiero hablarte a ti, que fuiste un niño dotado.


 Y darte una perspectiva diferente de tu historia, para que puedas sacar lo mejor de ella. 

El concepto del niño dotado es el título de un libro escrito por Miller esta fue una niña que detecto en su madre dolor, abuso, incertidumbre. Y esta niña decidió hacer algo con la situación que un adulto debía manejar: asumió la responsabilidad de hacer feliz a su(s) padre(s) desde sus actos. Si no fuiste así, te preguntaras: ¿Y cómo un niño asume esta terrible, dolorosa y agotadora responsabilidad? Ocurre un primer evento, donde el niño hace algo que deja maravillado a uno o ambos padres.  Es la primera demostración de un talento especial o un encanto físico. La satisfacción que genera en el niño esta aprobación quizás inesperada, le permitirá “creer” que él pueda cambiar las cosas, que puede “reparar, salvar o mejorar” la vida de este adulto tan importante para él.


Cuando este niño descubre la felicidad que causo en aquel padre insatisfecho, sufrido, débil o colérico, ejecutara cada vez con más frecuencias estos actos.
En el caso de esta criaturita de apenas 4 años, que monta un espectáculo de repetir y gesticular con pasión palabras que él no es capaz de entender a su edad (y no es un genio, porque no ha demostrado un desempeño superior en la escuela, además de que su conducta el resto del tiempo es la de un niño de su edad) buscando la aprobación de uno o ambos padres, ha quedado enganchando en esta conducta, que mientras haga sentir orgulloso a su padre y él lo perciba, continuara haciendo. Esta inteligencia que este niño está desarrollado, puede identificarse como interpersonal, que es la inteligencia de entender y conectar con las emociones y sentimientos de los demás. 
¿Cuál es el precio que este niño paga al convertirse en el suplidor de felicidad de los adultos?  Que al final deja de ser él, de hacer lo que al le gusta, de ser el mismo, para convertirse en un realizador que busca llenar las expectativas de los demás, dejando al final de sentir y experimentar sus experiencias por estar pendiente de dar el rendimiento que él piensa que esperan de él. Para la adolescencia y la adultez, van convirtiéndose en personas o agobiadas de tanto satisfacer a todo el mundo menos a sí mismos, o vacías porque ya ni saben quiénes son de las adaptaciones y transformaciones a las que se ha sometido para ser lo que cree que esperan que sea.
Puede un niño de 4 años desarrollarse plenamente, si luego de “trabajar” en llenar las expectativas, queda sin energías físicas ni el tiempo para simplemente ser un infante. Muchos de estos niños mañana serán considerados los héroes de la familia, los que se esforzaron, demostraron, hicieron por todos los demás, pero, ¿A qué precio?
¿Si tu infancia fue así, ¿Pregúntate, ¿De todas las metas que has alcanzado, cuales te has detenido a degustar? Y cuantas solo la lograste si saliste corriendo a lograr la nueva hazaña que te permita seguir demostrando que eres excepcional. Qué pasaría si te detuvieras. Si te dijeras este día me lo tomo libre y te detienes a pasar revista a tu vida, y descubrir, que no son tus acciones las que te definen, ni tus logros, ni lo que hayas decidido definir como “éxito”. Que la clave de la felicidad y el sentido de realización, vienen de entender, aceptar y aplaudir desde dentro, esa ser increíble, único y especial en el que te convertiste. Para que te puedas apear (bajarte) de ese tren de realizaciones en el que llevas montado demasiado tiempo, para que puedas liberar a ese niño dolido, madurado a destiempo que gime dentro de ti y puedas realmente comenzar a vivir auténticamente.
Quizás te puede chocar lo que estoy diciendo ahora mismo o quizás ni eres consciente de que eres de los que buscan aprobación. Puede ayudarte identificarte en alguna de estas actitudes:
Ofenderse terriblemente cuando alguien no está de acuerdo con sus ideas, afirmaciones o formas de hacer algo.
No atreverse a salir a la calle sin estar “nítido” porque es más importante lo que piensen los demás que como te sientas ese día.
Tus pensamientos y sueños son siempre contigo explicando, enseñando o justificándote.

La verdad os hará libre.


Lo que busco con mis palabras, es ayudarte a ser libre.  Porque todos merecemos ser felices y vivir una vida prospera.

¡Un abrazo y aquí a tus ordenes siempre!!!...

Kirssy

Kirssy Lorenzo ,MGM
Conferencista, escritora, profesora universitaria

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